En mi clítoris
destapaste,
suspiros.
En mi
mente desnudaste,
silencio.
( esa noche)
Por una
fracción de segundo,
dolor,
y travesía a,
(recorrer
el fariseísmo )
el
desconocimiento mutuo, a
una
hostilidad remota, a
un viento
sombrío, a
un
roce monótono, a
hacer
de nuestras respiraciones
( que
se chocaban y empañaban)
algo dilatado.
Y esquivo.